Las infecciones del tracto urinario (ITU) son las complicaciones médicas más frecuentes durante la gestación y que pueden tener una repercusión importante en la madre y en el feto si se tratan de forma indebida o no se identifican a tiempo, según establece la guía de Protocolo de la infección urinaria durante el embarazo de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Dentro de las ITU, las más habituales son la cistitis y la bacteriuria asintomática.
La cistitis afecta a entre el 5 y el 10% de los embarazos y la bacteriuria asintomática tiene una prevalencia entre el 2-11%.
Índice de contenidos
- ¿Puede afectar la cistitis a la salud del feto durante el embarazo?
- ¿Cómo sospechar de una ITU?
- ¿Qué hago si tengo cistitis durante el embarazo?
- ¿Qué es la bacteriuria asintomática?
- Durante la gestación predominan más las cistitis de repetición
- Arándano rojo para prevenir la cistitis y la bacteriuria asintomática
¿Puede afectar la cistitis a la salud del feto durante el embarazo?
Según señala la guía de la SEGO, tratar mal o a destiempo este tipo de infecciones en las mujeres embarazadas puede provocar una serie de complicaciones que hacen incrementar el riesgo de partos prematuros y que los bebés tengan bajo peso al nacer. Por este motivo, es fundamental el diagnóstico temprano, en las primeras semanas de embarazo, y comenzar cuanto antes con un tratamiento supervisado.
Por otra parte, las ITU pueden provocar consecuencias negativas en la salud de la gestante si no se tratan a tiempo como la anemia, la hipertensión, una infección urinaria tras el postparto, la pielonefritis aguda o cambios estructurales renales. Así pues, se debe acudir a las revisiones programadas durante el embarazo.
¿Cómo sospechar de una ITU?
Es importante conocer los síntomas que pueden hacer sospechar de una cistitis para acudir cuanto antes a una consulta con el ginecólogo. En esta etapa, la aparición de una infección urinaria se caracteriza por la presencia de disuria, polaquiuria, micción urgente (síndrome miccional), acompañado a menudo de dolor suprapúbico, orina maloliente y en ocasiones hematuria.
Del mismo modo, conviene conocer que hasta en un 50% de mujeres con clínica de cistitis, el urocultivo puede resultar negativo, lo que se denomina síndrome uretral agudo o cistitis abacteriúrica y están asociadas en ocasiones a Chlamydias. Es importante que la paciente embarazada tenga un seguimiento continuado que permita valorar la evolución de la sintomatología así como del tratamiento pautado.
¿Qué hago si tengo cistitis durante el embarazo?
Si se observan los síntomas antes descritos, lo principal es acudir al especialista de forma rápida para que valore el cuadro clínico. Si la infección del tracto urinario (ITU) se trata a tiempo y de forma eficaz, no supone peligro alguno.
Una vez que el profesional médico confirme el diagnóstico, valorará cuál es el antibiótico más acertado, pues existe una amplia gama de fármacos para eliminar a las bacterias responsables de la cistitis sin que implique riesgo fetal. Además, en el caso de las embarazadas con infecciones de orina recurrentes por microorganismos distintos o reinfecciones, el protocolo de la SEGO aconseja realizar una profilaxis antibiótica hasta el parto.
¿Qué es la bacteriuria asintomática?
Presencia de bacterias en la orina de la embarazada sin síntomas clínicos. Es importante su detección ya que puede favorecer la aparición de formas sintomáticas y complicarse a pielonefritis aguda en algunos casos.
Como la mujer no va a presentar síntomas, se recomienda el cribado de todas las gestantes durante el primer trimestre para la detección de la bacteriuria asintomática. Si el cultivo es negativo no se recomienda un nuevo cribado en mujeres de bajo riesgo. Si se detecta bacteriuria asintomática, se deberán realizar cultivos de orina periódicos para poder detectar posibles recidivas. En el caso de las mujeres embarazadas, la bacteriuria asintomática debe ser tratada con antibióticos.
Durante la gestación predominan más las cistitis de repetición
La tasa de recurrencia en las mujeres embarazadas se sitúa en torno al 15 y al 17%. Así lo reflejan los datos aportados en el informe de Patología urinaria en el embarazo, en el que se recomienda mantener un seguimiento durante los meses posteriores (al igual que con la bacteriuria asintomática) para cerciorarse de la efectividad del tratamiento pautado.
Durante el embarazo, puede facilitarse el desarrollo de la ITU debido a las modificaciones anatómicas y funcionales que tienen lugar en el organismo de la mujer durante la gestación, que además incrementan el riesgo de ITU recurrentes. Los cambios fisiológicos más relevantes en esta etapa son los siguientes:
- Crecimiento uterino: a medida que el útero aumenta de tamaño, se comprime la vejiga y favorece la aparición del residuo posmiccional.
- Dilatación: comienza en la pelvis renal y continua de manera progresiva por el uréter, y puede albergar hasta 200 ml de orina. Este acúmulo facilita la persistencia de las ITU.
- Pérdida del tono muscular de las paredes del tracto urinario: debido a la mayor secreción de progesterona, las fibras musculares del esfínter uretrovesical y del uréter se debilitan. Este debilitamiento reduce el peristaltismo ureteral y favorece el reflujo vésico-ureteral, el estancamiento de la orina y la migración bacteriana ascendiente. Del mismo modo, todo ello facilita que las bacterias se adhieran al epitelio del tracto urinario.
- Cambios en la posición de la vejiga: su postura se vuelve más abdominal que pélvica.
- Mayor pH de la orina: al concentrarse más los azúcares, estrógenos y aminoácidos en ella, su pH aumenta y crece el riesgo de colonización bacteriana.
- Disminución de la actividad del sistema inmune: para favorecer el correcto desarrollo del feto, se ha comprobado que el sistema de defensas del organismo de las embarazadas reduce su actividad. Esto hace que el organismo se encuentre más vulnerable al ataque de bacterias como la Escherichia coli (E.coli), responsable de la cistitis en esta etapa en el 95% de los casos, según destaca la SEGO.
Arándano rojo para prevenir la cistitis y la bacteriuria asintomática
El extracto de arándano rojo americano puede ser útil en la prevención de las infecciones del tracto urinario. La Actualización de la Infección Urinaria de la Asociación Española de Urología (AEU) destaca la eficacia de este preparado como método preventivo, en especial en casos de cistitis recurrentes.
Su poder antibacteriano radica en las proantocianidinas (PAC), unos compuestos de naturaleza fenólica que reducen la capacidad de adherencia de las fimbrias bacterianas a las paredes del tracto urinario. Al tratarse de un método preventivo no antibiótico, los preparados a base de extracto de arándano rojo se consideran una opción saludable y efectiva para la prevención de la cistitis recurrente.
Es aconsejable que el clínico estime la relación beneficio/riesgo de emplear productos a base de extracto de arándano en la mujer embarazada de forma individual, al igual que ocurre con cualquier tratamiento a emplear en el periodo de embarazo.
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