¿Por qué es más frecuente desarrollar cistitis durante la menopausia?

¿Por qué es más frecuente desarrollar cistitis durante la menopausia?
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Durante la menopausia existe más riesgo de desarrollar una infección del tracto urinario (ITU), y tal y como recoge la Guía de Práctica Clínica de la Asociación Española de Urología (AEU), su frecuencia es mayor en mujeres posmenopáusicas. Según las estadísticas, la cistitis representa la segunda enfermedad bacteriana en mujeres mayores.

Al llegar la menopausia la mujer pierde la función ovárica, lo que conlleva una disminución del nivel de estrógenos y una serie de cambios endocrinológicos con repercusión en el organismo de las mujeres. Este periodo comienza entre los 48 y los 54 años, según las estimaciones de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). Además de una mayor predisposición a desarrollar infecciones urinarias como la cistitis, el déficit estrogénico puede generar los característicos sofocos, el insomnio, la redistribución de la grasa corporal e incluso alteraciones en el estado de ánimo.

Principales factores de riesgo de cistitis en la menopausia

Los factores que más influyen en el  incremento del riesgo de cistitis durante esta etapa son los siguientes:

Disminución de la producción de estrógenos

El fin de la etapa reproductiva de la mujer trae consigo un déficit de estrógenos. Este desequilibrio hormonal provoca un descenso del glucógeno de la vagina, así como de los niveles de Lactobacillus, lo cual favorece el aumento del pH vaginal. Esto hace que la zona vaginal sea más vulnerable ante posibles infecciones.

Cistocele

La cistocele también denominado prolapso anterior. Se trata del debilitamiento y estiramiento de los tejidos de sostén que se encuentran entre la vejiga y la pared vaginal. Cuando esto ocurre, se pueden sentir molestias como pesadez o presión en la pelvis, dolor durante las relaciones sexuales, mayor predisposición a las infecciones o sensación de vaciamiento incompleto al orinar.

Retención de orina

El desequilibrio hormonal que acontece durante la menopausia provoca que el músculo detrusor de la vejiga también se vuelva más débil, por lo que se dificulta el vaciado de la misma. La acumulación de orina en la vejiga conlleva un aumento del riesgo de infecciones porque facilita el crecimiento bacteriano.

Incontinencia urinaria

La edad se asocia a un aumento de la prevalencia de incontinencia urinaria. En este sentido, la pérdida de orina incrementa la posibilidad de desarrollar cistitis porque facilita el crecimiento bacteriano. La humedad que se genera en la zona genital, así como las bacterias que se expulsan con la orina, aumentan la probabilidad de que estos microorganismos penetren en la uretra y asciendan hasta la vejiga.

Mayor resistencia de la E. coli

Según la Guía de Práctica Clínica de la Asociación Española de Urología (AEU) en los últimos años se ha registrado un aumento de la tasa de resistencia de las bacterias, como la Escherichia coli, a ciertos antibióticos. La resistencia bacteriana a estos medicamentos favorece la aparición de cistitis de repetición. Según los datos del citado manual, alrededor del 25% de las mujeres posmenopáusicas que padecen un episodio de ITU, presentan recurrencias. Además, el riesgo de desarrollar cistitis de repetición se multiplica por cuatro si existe una ITU previa en la historia clínica de la paciente.

¿Es peligroso sufrir cistitis en la menopausia?

En la mayoría de los casos se trata de cistitis no complicadas que, tratadas a tiempo con los antibióticos seleccionados por el profesional médico y bajo su seguimiento, no van a implicar riesgos para la salud. En cualquier caso, pueden tener un impacto negativo en la calidad de vida de las mujeres durante la menopausia por lo que es conveniente tomar las medidas adecuadas para evitarlas.

Además de seguir unos correctos hábitos higiénicos, una opción que resulta útil en la prevención de la cistitis en la menopausia es la toma de extracto de arándano rojo americano. Gracias a las proantocianidinas (PAC) que forman parte de su composición, este preparado contribuye a disminuir la capacidad de adherencia de las fimbrias bacterianas a las paredes del tracto urinario. Así, se pueden eliminar  y expulsar de forma más sencilla a través de la orina. Para una mayor efectividad de este extracto, conviene administrarlo durante un periodo de entre 6 y 12 meses con la dosis estipulada por el profesional sanitario.

Por último, la realización de los ejercicios de Kegel contribuye a fortalecer la musculatura del suelo pélvico. Los ejercicios de Kegel son ejercicios de contracción y relajación de esta musculatura. El principal músculo del suelo pélvico que se fortalecerá mediante los ejercicios de Kegel es el músculo pubococcígeo, el cual forma, junto con los haces ileococcígeo y puborrectal, el músculo elevador del ano que, además, envuelve a la vagina y la uretra. De esta forma podría reducirse la probabilidad o gravedad de incontinencia urinaria y, por tanto, disminuir el riesgo de proliferación de las bacterias causantes de la cistitis.

 

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Fuentes:

comsalud

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